Los padres a cargo



Separados, divorciados, viudos y con sus hijos

Los padres a cargo

Hay quien sostiene que para una madre perder la tenencia la estigmatiza, pero otros expertos relativizan ese punto, en pos del "interés superior del niño".

LEONEL GARCÍA

Sólo una ínfima parte de los hombres separados logran la tenencia de sus hijos. Pero los casos han aumentado en el último tiempo. Un cambio cultural, el Código de la Niñez y mayor reclamo de sus derechos de paternidad son las causas de esta situación.

El taller de electricidad para autos de Gabriel Taibo (51), tiene una característica que lo hace inusual para este tipo de negocios: están estrictamente prohibidos el lenguaje soez y los calendarios con mujeres pulposas. El comercio funciona en la misma edificación el que está la casa que el dueño comparte con su hijo Fabricio, de casi siete años, a su cargo desde que el pequeño tenía dos años. "Al ser un poco también su madre, he tenido que `tiernizar` mi imagen", ríe el hombre. "No me pienso poner pollera, pero cuido que siempre haya flores en la mesa, algo común cuando hay una mujer en la familia".

Gabriel tiene "colegas" en esto de ser el padre tenedor de su hijo, y con ello, ser el principal responsable de su cuidado, crecimiento y educación. Está Daniel Borges (42), autoelevadorista, que reconoce que la devoción por su pequeña Antonella, de siete años, le hace sacar fuerzas de donde no tiene para superar "la tremenda carga sobre los hombros de sacarla adelante". También asoma el optimismo de Daniel Tuvi (48), chofer de ómnibus, que durante años chocó contra abogados que intentaron hacerle desistir de pedir la tenencia de su hijo Alejandro, de doce años, ante el entendido de que buscaba un "imposible"; desde hace seis meses, consiguió su objetivo. Aparece el empleado administrativo Daniel Almeida (42), quien reconoce que los códigos de los adolescentes de hoy, como los de su hija quinceañera Romina, le son totalmente ajenos; pero que aún así apela al diálogo como mayor herramienta para sobrellevar la siempre complicada adolescencia.

Y también está el caso, diferente a los anteriores, de Francisco Machado (46). En todos los demás testimonios, la madre está presente; pero este técnico electromecánico perdió a su mujer cuando su hijo Rodrigo, hoy de 13 años, tenía sólo seis meses de edad. "Yo sólo tengo recuerdos de mi madre por fotos", dice el niño. "Yo siento sí que ella me hizo falta, pero papá logró llenarme esa parte". Francisco, sentado a su lado, baja por un segundo la vista. Sus ojos están leves, aunque visiblemente, enrojecidos.

En el Poder Judicial no hay estadísticas que indiquen en cuántos casos de divorcio o separación de una pareja, la tenencia del o los hijos le corresponde al padre. Magistrados y abogados concuerdan que estos fallos son mucho menos, casi ínfimos numéricamente hablando, que aquellos en que la teneduría le es otorgada a la madre; pero asimismo coinciden en que estas situaciones han aumentado en los últimos años.

Un indicador "proxy" (que permiten un acercamiento indirecto al tema) es el de los hogares monoparentales. El Sistema de Información de Género del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) reveló en marzo de este año, en base a la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2007, que en Uruguay el 11,6% de los hogares están a cargo de un padre con descendencia. Dentro de este universo, la proporción de las madres al frente de esos núcleos familiares es de diez a uno. O sea, aproximadamente en uno de cada cien hogares del país hay un varón solo a cargo de sus hijos.

intereses y estigma. Ricardo Pérez Manrique es ministro del Tribunal de Apelaciones de Familia y trabajó en la redacción del reciente Código de la Niñez y la Adolescencia, la ley 17.823 de septiembre de 2004. Para este jurista, la resolución sobre la tenencia de los hijos tiene que basarse en "el interés superior del niño". Lo ideal es que haya un acuerdo en la pareja que se separa, lo que la experiencia indica que es muy difícil. Hay tres criterios básicos y están desplegados en el artículo 35 del texto: la permanencia suele beneficiar al progenitor con quien el chico pasa la mayor parte del tiempo; su edad: si es menor de dos años se debe preferir a la madre, a menos que ello sea perjudicial para él (aunque hay abogados que sostienen que ese límite etario suele extenderse hasta más edad); y la opinión del propio niño o adolescente.

Para este último punto, la ley establece en su artículo 8 la figura de un curador, una especie de patrocinante del menor. El abogado Bernardo Escardó ha debido ejercer ese rol en varias oportunidades. "Muchos jueces no son de la idea de que los niños vayan a las audiencias, entonces yo tengo que, si cabe, tomar su lugar. Me entrevisto con él y luego relato cuál es su punto de vista". Esta función no está a salvo de presiones. "Los padres ya están separados y el encuentro con el chico suele ser en la casa de aquél con el cual está viviendo, entonces la parte no tenedora recela de lo que estoy hablando. Yo lo único que hago es contar qué es lo que me dice el niño -y si no pude hablar con él lo tengo que dejar sentado ante el juez-, menciono en qué circunstancias hablé y, por más que la pueda tener, me abstengo de dar mi opinión: ese no es mi rol". Asegura que es muy fácil notar si el hijo está demasiado influenciado por la parte tenedora, "y eso queda asentado en la audiencia". En los casos que le tocó actuar, los niños siempre toman partido por el tenedor, casi siempre la madre.

Pero los testimonios de Alejandro y Romina -que ya se habían ido a vivir con sus padres previo a la sentencia; anteriormente habían estado con sus madres- fueron fundamentales para el fallo judicial. Los papás, Tuvi y Almeida, respectivamente, también aseguraron que mientras sus hijos estuvieron con su madre sufrieron muchas restricciones para verlos. Según el artículo 43 del Código de la Niñez, este tipo de conductas graves o reiteradas podría ameritar el cambio de tenencia, "aunque es muy poco común que suceda", señala Pérez Manrique.

Por más que no se trate de casos frecuentes, puede darse que el hombre pueda dedicarle más tiempo a su hijo y sea más flexible a la hora de reconocerle los derechos (por ejemplo, las visitas) a la parte no tenedora. Pero quitarle la tenencia a una madre lleva implícito una suerte de estigma, señalan algunos expertos. El abogado Escardó es uno de los que así opina: "Yo creo que la sociedad la termina condenando".

Mucho influye para esa condena las causas "tradicionales" que sustentan una decisión así. La jueza de familia Estrella Pérez Azziz indica que las tenencias a los padres se dan "principalmente en caso de fallecimiento de la madre, o cuando ésta ha abandonado a los hijos, o, más excepcionalmente, cuando se ha probado que es perjudicial que el niño se quede bajo el cuidado de ella". Esto último, según las fuentes consultadas, se da en casos de maltrato físico al menor, cuando la mujer no está en condiciones psicológicas de prestarle la debida atención, cuando sufre de alcoholismo o adicción a las drogas, o cuando incumple los deberes de la patria potestad.

En el caso de Borges, desde hace cuatro años, la Justicia le dio la tenencia de su hija por "maltratos físicos y psicológicos", además de "dos o tres abandonos de hogar" por parte de su ex mujer. Él -que trabaja de noche- la cría con la ayuda de los abuelos paternos, que viven en otra casa en el mismo solar. Antonella sigue viendo a su madre. "A ella se le permiten dos visitas a la semana, pero a veces no las cumple", señala el hombre.

Pero no son los únicos motivos. Pérez Manrique enfatiza que no se debe ver una resolución de tenencia "como un desenlace entre ganadores y perdedores, sino como una resolución en busca del interior superior del niño". Andrea López, abogada de SOS PAPA, sostiene que para que un padre logre la tenencia "no necesariamente la madre tiene que tener algún problema, sino porque se concluye que el menor simplemente estará mejor con él, ya sea porque tiene una relación más cercana, porque puede compartir más tiempo con los hijos, por tener un mejor carácter... ¡la madre no tiene porqué tener defecto alguno para perder la tenencia!" Para esta profesional tal estigmatización no tiene razón de ser y en eso se basa el aumento de los fallos a favor de los padres. "Ha habido un recambio generacional en los juzgados de familia, y muchos jueces se han criado en el entendido de que hombres y mujeres trabajan por igual, ya no corre más lo de la mujer en casa y el hombre manteniendo el hogar por sí solo. Además, cada vez son más los padres que reclaman sus derechos". El cambio cultural es el argumento esgrimido por Pérez Azziz para explicar por qué más padres hayan obtenido la tenencia. Para Pérez Manrique, si bien no es posible cotejarlo numéricamente, "el rol de curador -cuya obligación de designarlo es una innovación del Código de la Niñez- ha llevado a soluciones más equitativas".

Pero los preconceptos siguen existiendo. López sostiene que un mismo hecho objetivo, pedir la tenencia de un hijo, tiene dos lecturas en el ámbito de un juzgado: "Si lo hace una madre, lo quiere preservar; si lo hace un padre, se lo quiere quitar a la madre". Jueces, partes y abogados coinciden en que en una audiencia por la tenencia de un niño, las peores miradas siempre apuntan al individuo masculino de la ex pareja. "De hecho, yo conozco a varios colegas que desalientan a los padres a hacer este reclamo", agrega esta mujer.

Los prejuicios no se limitan a lo estrictamente jurídico. La psicóloga Alicia González, especializada en familia, sostiene que un varón está en condiciones desventajosas frente a una mujer en los casos en que se discute una tenencia. "El hombre parece tener que `demostrar` ser apto, cuando la madre aparece como `naturalmente apta`".

Desafíos. Todos estos padres afirman que sus hijos son muy maduros e independientes para su edad. Las diferencias surgen al hablar de los desafíos, del vínculo con sus ex parejas y, como no puede faltar al tratarse de una separación, la cuestión económica. Por más que sea menos frecuente, es un universo con muchos puntos de contacto con el "habitual": el de las madres que se quedan solas con sus chicos.

Daniel Tuvi y su hijo Alejandro parecen ser muy compinches. El niño asegura que cocina mejor que el padre y éste retruca que siempre gana cuando juegan al Play Station. De su ex esposa, Tuvi asegura que es buena madre, "salvo que tiene el carácter muy cambiante y no me dejaba verlo". Alejandro dice que quiso irse a vivir con el padre por ese mismo motivo y que el cambio hizo que mejorara el vínculo con la mamá.

Sin embargo, hay un tema que a Tuvi lo desvela. "Hace seis meses que obtuve la tenencia judicial, ¡y me siguen cobrando la pensión alimenticia, es de locos!" Esto es, indica, alrededor del 30% de todos sus haberes. Ahora está en trámites para cambiar su situación. El Código indica que el padre no tenedor (cualquiera sea) es quien tiene un régimen de visitas y la obligación de servir una pensión.

Lo mismo le ocurre a Daniel Almeida. Hace siete meses que tiene la tenencia de Romina y le siguen descontando "una partida fija, que hoy ronda los tres mil pesos. Ahora estoy tramitando para que se termine eso, ya no sé la cantidad de escritos que tiene mi expediente". Al igual que en el caso anterior, dice, él pidió quedarse con su hija porque, además de las restricciones a la hora de visitarla, no le "satisfacía del todo" el ambiente en lo de su ex esposa -"ella se dedica a organizar `castings` de cantantes y en su casa siempre había gente"-, ni la nueva pareja de ella. Romina cuenta que no se llevaba bien con este último; con su madre, aclara, la relación mejoró desde que se fue a vivir con su padre. Almeida, en cambio, no tiene trato con su ex.

Romina está en plena adolescencia. Tiene facebook, fotolog y un poster-dibujo del "Morro" García en su habitación. A Almeida no le interesa el fútbol, y está lejos de comprender la terminología juvenil. Sin embargo, se tiene fe para sobrellevar esta época difícil. "La madre es la madre y yo nunca voy a ocupar su lugar; además, ella la tiene y la sigue viendo. Lo único es que siempre voy a tener un diálogo lo más abierto y franco con mi hija. Yo creo que me tiene mucha confianza. Lo único que reconozco es que tendría que marcar más límites. Soy muy permisivo y trato de luchar contra eso, pero por ahora Romina me va ganando", admite.

La situación de Taibo fue distinta. Su hijo está con él desde los dos años, de común acuerdo con la madre. "Ella no aporta plata y yo no le reclamo nada. De todas formas, creo que eso tendría que ser una cuestión de conciencia. En el futuro, Fabricio se dará cuenta, supongo". Dice que la relación con su ex es "razonablemente buena". De la misma manera que asegura Tuvi, no siente incertidumbre por el futuro; ambos ya pasaron por la "época brava" con hijos mayores. Eso, y que son "colegas de género" ayuda a su tranquilidad.

Pero ese no es el caso de Borges. A Antonella le falta mucho para la adolescencia. Eso no ha impedido que varias veces se haya destapado con preguntas que han hecho temblar a su padre. "Acudiré a libros, hablaré con especialistas. Si no sé algo, averiguaré. Y si no me siento preparado, no me queda otra que prepararme".

En un país donde no hay quien no conozca una historia de padres totalmente desaprensivos o, directamente, de comportamiento canallesco tras una separación, ninguno de estos hombres se considera un bicho raro. Estadísticamente, sin embargo, lo son; al menos, en lo que refiere a la custodia de menores. En la Defensoría de Oficio pasan aproximadamente el 40% de todos los casos sobre tenencias de hijos, dice su directora, María Nin. "Y en 20 años que estoy acá, los casos en que se falla a favor del padre los cuento con los dedos de una mano".

Según datos del INE y el Mides, hay un hogar monoparental a cargo del padre por cada diez en los que la jefatura de la familia está ejercida por una madre sola.

"A mí nadie me va a enseñar a ser madre"

Hace doce años, Francisco Machado quedó viudo. Un aneurisma, "de esos que hoy podrían tratarse", recuerda, se llevó a su mujer, entonces de 33 años. "Teníamos una relación excelente". El hijo de ambos, Rodrigo, tenía seis meses de edad. El dolor fue tremendo. "Más que miedo, sentí impotencia". Durante la crianza del chico la extrañó mucho, "pero no me pude quedar en eso porque había que apechugar. Tenía que salir adelante".

Había que trabajar y Machado tuvo la ayuda de la abuela materna de Rodrigo. "Le dejaba el cochecito y la mamadera pronta. Cuando volvía, lo pasaba a buscar y salía a hacer los mandados con él, siempre con el cochecito. Aunque no hay manuales, a mí nadie me puede enseñar a preparar la mamadera, a cambiar los pañales... nadie me puede enseñar a ser madre".

Además de su ex suegra, Machado recibió la ayuda del pediatra y, más tarde, del colegio donde asistía Rodrigo.

Ese contexto es fundamental. La psicóloga Alicia González, de la Asociación Uruguaya de Configuraciones Vinculares, dice que por más que un padre se quede solo para criar sus hijos, "nunca se está solo, hay una sociedad que nos abarca y diversas figuras familiares, o del entorno cercano, que forman parte del universo de esa familia".

Ese entorno funciona como marco de contención y vale tanto para padres como madres solas. Agravado en el primero de los casos porque, como señala González, el varón "debe demostrar ser apto para la crianza".

Machado reconoce que puede haber sobreprotegido a su hijo, que este año entró al liceo. "Una vez, cuando Rodrigo estaba en 5° de escuela, me pidió que lo acompañara hasta la esquina nada más, que ya `estaba grande`, ¡es que darle un beso en la puerta ya era demasiado!"

Pero más allá del exceso de cuidado que no niega, Machado está seguro que demostró ser "apto para la crianza". Más que eso, está orgulloso "porque al no tener las condiciones innatas que tiene una madre, Rodrigo va muy bien orientado. Modestia aparte, sé que estoy haciendo las cosas bien. Pero no es lo mismo que si estuviera la madre, hago hincapié... realmente me gustaría que estuviera aquí".

Una nueva pareja para el papá

No asombra que una madre se quede con la tenencia de sus hijos tras una separación. Y tampoco es extraño que rehaga su vida. Pero si es el padre quien está a cargo de sus hijos, la situación parece un tanto más complicada.

Esto no es fruto de un estudio estadístico. En eso parecen coincidir los entrevistados para este informe. Ninguno se volvió a casar o tiene lo que podría decirse una novia.

En los cuatro años que van desde su separación, Daniel Borges tuvo "algunas parejas", pero ninguna terminó concretándose. "No funcionaron en el sentido de que, al final, no la aceptaban (a Antonella). Y cuando ya estás cascoteado..."

"Si estoy las 24 horas con él, es difícil comenzar una relación sin que él se sienta implicado", reflexiona Gabriel Taibo. "Y si se termina encariñando, y la cosa no funciona, ¿qué pasa? Hay que pensar eso".

"Yo siento en la intimidad que los intentos que tuve no se consolidaron por Rodrigo. Es que es difícil aceptar a un viudo con un hijo, aunque suene feo decirlo", dice Francisco Machado. Sin embargo, tanto él como Daniel Tuvi, reconocen que ahora hay "algo": en ambos casos, la candidata está separada y con hijos. ¿Identificación?

Abuelos antes que al padre

La abogada Andrea López, de SOS PAPA, señala que "muchas veces, en caso de fallecimiento de la madre, los jueces prefieren a los abuelos maternos que al padre". Según dice, "la Justicia mira mejor a una familia ya constituida antes que a un padre solo".

La jueza de familia Estrella Pérez Azziz dice que puede haber razones que recomienden una resolución así: "Si fallece la madre y el niño ya vivía con su abuela, y el padre nunca estuvo con él o lo vio poco, es difícil reiniciar la relación padre-hijo". En ese caso, podría ser aconsejable la tenencia a los abuelos.
Fuente: EL PAIS DIGITAL

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