Travestismo

Se defina como el deseo que manifiesta una persona de querer mostrarse empleando las ropas propias del sexo opuesto. El término, etimológicamente, significa "acción de vestir contrariamente". Los travestistas son personas que experimentan la vivencia de considerarse víctimas de un cruel error, como consecuencia de poseer una personalidad femenina en un cuerpo masculino, o viceversa. Sienten un deseo enormemente intenso de llevar ropas propias del otro sexo, y de esta forma tratan de identificarse con el sexo que creen poseer o vivenciar. Desean ser considerados por la sociedad como lo que no son, llamarse con otro nombre y ocuparse de otras tareas: las ropas de su sexo les parecen un disfraz intolerable y las ocupaciones del propio sexo una pesada carga.

El travestista se imagina que va contra su naturaleza tener que vivir como hombre o como mujer, según los casos, sin alcanzar jamás una posibilidad de seguir las inclinaciones espontáneas de su "yo". Ello le acarrea un estado continuo de tensión que puede conducirle a conflictos neuróticos más o menos intensos y psiblemente a intentos de suicidio. Cuando los travestistas llevan ropa femenina y se presentan como mujeres, experimentan ralajación, equilibrio e inspiración. Lo mismo sucede con las travestistas. Los orígenes del travestismo hay que buscarlos, en la mayoría de los casos, en la primera infancia: un deseo intenso de ser niña, una preferencia por jugar con muñecas, simpatía mezclada con envidia hacia las chicas, y la satisfacción que les producía pnerse ropas de niñas.

Los años de pubertad no ofrecen cambio en ellos, aunque llegan a darse cuenta de su estado anormal. El joven se separará de sus amigos sintiéndose desarraigado, apartado y solitario. La falta de comprensión que encuentra le hará aislarse de sus compañeros y amigos; ocultará sus tendencias y se empeñará inútilmente en dominarlas. En lo sucesivo, la sensación de ser una mujer que tienen que comportarse como un homnre constituirá el factor que lo domine todo en la vida del paciente.

En los prmeros años de su vida adulta puede intentar vencer su tendencia por medio de un duro trabajo masculino, y a menudo llega a realizar el contacto sexual normal y a casarse. Algunos, que sólo constituyen un número limitado, intentan en vano curarse mediante tratamiento hormonal. Pero su inclinación será imposible de corregir y tendrán que abandonar la lucha. Hay otros que se resignan y satisfacen sus tendencias travestistas en la soledad, ocultándose de todos. Otros se deciden a enfrentarse con la sociedad: quieren que la gente se de por enterada de su derecho a vivir como mujeres. Parece difícil afirmar con certeza hasta qué edad persisten las tendencias travestistas, pero hay pruebas de que el problema se mantiene vivo en hombres de casi sesenta años: estarían dispuestos a sacrificar lo que fuera con tal de vivir unos pocos años como mujeres, incluso como mujeres de edad.

En el travestismo hay procesos de identificación con el sexo que pretenden imitar, Así, en el hombre travestista, hay una irresistible tendencia a representar el papel femenino. Si nos preguntamos el por qué de esta inclinación, podemos hallar una respuesta en un auténtico proceso de afeminamiento del varón, debido a un problema puramente educativo y psicodinámico. En su identificación con la femeneidad no ahorran ningún esfuerzo, y muchas veces se someten durante meses y años a peligrosos tratamientos, como injertos, implantes, inyectables de hormonas femeninas en dosis elevadas, y demás. El resultado espectacular y rápido de estos tratamientos es, desde un principio, la modificación del equilibrio hormonal, y de ahí se pasa a la progresiva desaparición del vello facial, al desarrollo de las glándulas mamarias (unas auténticas mamas aparecen donde antes había un pecho masculino y plano), la voz se afina y cambian las vivencias sexuales.

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